Por: Agencia EFE
Imagen referencial @AaronElbourne
Científicos utilizaron un nuevo crioprotector, compuesto por prolina y glicerina, en cuatro tipos de células humanas, tras mantenerlas por varias horas a una temperatura de 37 grados Celsius antes de congelarlas.
Un grupo de científicos australianos ha hallado un nuevo agente crioprotector capaz de conservar por más tiempo las células humanas, lo que abre una vía para mejorar la preservación de órganos vitales para trasplantes médicos, informaron este martes fuentes académicas.
La criopreservación, que ayuda a conservar las células por largo tiempo a bajas temperaturas, es clave en los tratamientos de reproducción asistida o las terapias con células madres, pero aún es esquiva a los esfuerzos para preservar órganos y tejidos humanos debido a la toxicidad y a la complejidad de este proceso.
En un estudio publicado en el Journal of Materials Chemistry B, los científicos de la Universidad RMIT en Australia utilizaron un nuevo crioprotector, compuesto por prolina y glicerina, en cuatro tipos de células humanas (próstata, cerebro, piel y glóbulos blancos), tras mantenerlas por varias horas a una temperatura de 37 grados Celsius antes de congelarlas.
Saffron Bryant, quien encabeza el estudio, explicó a Efe que este crioprotector, además de ser menos tóxico para los tejidos humanos que los agentes usados por la comunidad científica en las últimas cinco décadas, permite usar una sola técnica y los mismos componentes en los diferentes tipos de células para evitar que se dañen sus estructuras por la formación de cristales de hielo.
Con este nuevo agente, «una vez congeladas (las células) pueden preservarse por años», precisó Bryant, al subrayar que esta investigación abre «una nueva vía para almacenar materiales más complejos» como serían en un futuro las plaquetas.
«Las tecnologías de hoy sólo permiten el almacenamiento hasta por una semana (de las plaquetas), pero con un proceso de criopreservación exitoso, estas pueden ser almacenadas durante años», subrayó la científica de Melbourne en un comunicado de la RMIT.
El equipo de la RMIT confía en que su descubrimiento permita aligerar en un futuro las listas de espera para el trasplante de órganos como corazones y pulmones, que bajo las técnicas actuales tienen un tiempo de conservación limitada, y que amplíe la capacidad médica de atender con un menor coste a las poblaciones más vulnerables y remotas.
Actualmente un 60% de los órganos vitales, que pueden conservarse entre cuatro y seis horas desde que son donados hasta el momento de ser colocados en los receptores, son desechados debido a la imposibilidad de preservarlos intactos para estos procedimientos quirúrgicos, apuntó la nota.